La Reflexoterapia se basa en la estimulación con masaje de las determinadas zonas y a través de los puntos reflejos de los distintos órganos o partes del cuerpo, para restablecer el equilibrio energético de nuestro organismo y por lo tanto su hemostasis corporal; sinónimo de una salud equilibrada.
Es la medicina, ciencia y arte de prevenir enfermedades. Al presionar un punto y localizar una dureza residual nos hallamos ante un depósito de toxinas, como cristales de ácido úrico, sales, carbonatos de calcio, etc. formados por una defectuosa circulación sanguínea ante un punto concreto. Una vez que se encuentra una dureza residual se mantiene la presión estimulando el punto, a fin de disolverlo en lo máximo posible. Los puntos reflejos no se encuentran en la epidermis sino en el interior .
Como en cualquier terapia, la habilidad y el profesionalismo del terapeuta son parámetros que determinan la eficacia del tratamiento. El Reflexoterapeuta acoge, atiende y trabaja el tiempo oportuno, busca las causas que producen las disfunciones hasta lograr mejorar la salud.
Cada paciente es único e irrepetible en su manera de enfermar y de responder a la terapia, por eso cada tratamiento es individualizado para obtener éxito en su evolución.
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